Folha de S. Paulo


Por el precio bajo, el cliente ignora los problemas del producto ilegal

La estudiante Thais Borin Cavalheiro vino desde lejos e intenta aprovechar el tiempo y el dinero al máximo. En la bolsa ya lleva un reloj, una funda de teléfono móvil, ropas, bisutería, reproductor MP3 y un palo para selfie.

"Sabemos que [los productos] son ilegales. Estamos seguros, vivimos al lado de Paraguay. Incluso así, compensa por los precios", afirmó la estudiante que está con amigos y lleva una cámara de fotos en la mano para registrar algunos momentos de disputa en las tiendas próximas a la calle 25 de Março, en el centro de la capital paulista.

Thais vive en Dourados (Mato Grosso do Sul), ciudad próxima a una de las puertas de entrada de la mercancía de contrabando: el municipio de Ponta Porã, cercano a la frontera con Paraguay.

A pesar de estar acostumbrada al comercio de productos ilegales y a precios más asequibles en las calles de Dourados, ella se sorprende con la cantidad de productos ofertados en la 25 de Março y cede a varias tentaciones.

Si los productos que la estudiante lleva en la bolsa los hubiese comprado en un centro comercial o en tiendas oficiales, gastaría como mínimo el triple del valor desembolsado.

"Todo el mundo habla [de la región de la calle 25 de Março], tanto allí [en Dourados] como aquí en São Paulo. Siempre es la misma recomendación: ¿quieres comprar? Ve a la 25", contó Thais.

Los precios de los productos en la 25 de Março atraen a personas de varios estados brasileños. La vendedora, Ismeny França, 28 años, se acostumbró a los viajes de São Luís (Maranhão) a São Paulo. Normalmente ella se queda en São Paulo de cuatro a cinco días hasta garantizar un buen stock de productos para revender en la capital de Maranhão.

"Esta vez el pasaje fue un poco caro, pero compensa pagar pasaje y comprar aquí para después revender", afirmó.

Editoria de Arte/Folhapress

SIN CONTROL

Las mercancías son más baratas porque no van cargadas de impuestos, pero casi siempre poseen también una calidad bastante más inferior. Muchos de los productos de contrabando se producen sin control ni garantías, pudiendo, en casos extremos, causar contaminación, asfixias o intoxicaciones fatales.

En algunos casos, son manufacturadas por personas que trabajan en condiciones análogas a la esclavitud, en jornadas de trabajo más intensivas y con menores salarios, lo que garantizan el margen de abaratamiento de estos productos y mercancías.

Ajena al problema, la vendedora Ismeny dice que debe estar atenta para garantizar una cierta calidad en la adquisición para la reventa. "Algunas cosas son de buena calidad, otras no. Hay que tener mucho cuidado y buscar bien, examinar el producto. El cliente va a exigir."

Además del precio más bajo, otro motivo que lleva a la compra de productos de contrabando es que, la mayor parte de los consumidores no la consideran una práctica injusta.

"Nadie duda en cometer ilegalidades si la ley le parece injusta", señaló el psicoanalista y columnista de Folha Contardo Calligaris durante el fórum "El contrabando en Brasil", organizado por Folha los pasados 18 y 19 de marzo. "En Brasil los precios son caros y hay leyes contradictorias", completó.

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